Tras esos vómitos, decidió acudir al médico el cuál encontró la raíz del problema: La señora Taralux estaba emba

Fue por ello que el médico la recomendó una serie de cuidados para proteger a la criatura, pero aunque la señora Taralux los cumplía a rajatabla, algo no iba bien. Los dolores eran algo más fuertes de lo normal. Sangraba demasiado, devolvía en exceso, perdía peso de forma antinatural y la anemia era tan extrema que incluso el médico la recomendó el aborto. Pero a ella no le gustó la idea de perder a su polluelo por lo que optó por fingir que los dolores habían desaparecido y dejó de quejarse frente a su médico, su marido, su madre y amigos.
Los meses fueron pasando y esa pobre mujer empezó a parecer más un cadáver que una embarazada. Se negaba a acudir a sus revisiones y acumulaba más dolor en su interior que murciélagos una vieja cueva virgen, lo que la hacía simular un ser decrépito digno de épocas de la peste. Pero ni su ex-marido, (puesto que la había abandonado por las múltiples disputas por no querer acudir a las consultas), ni nadie la hizo cambiar de opinión. Incluso empezó a desprender un fuerte hedor que la fue alejando en su totalidad de todo tipo de compañía. Era repugnante, pero era los que ella había elegido.
Y llego el día X, día del parto.
La ex-señora Taralux rompió aguas, bueno o algo así porque ella más bien rompió sangres. La llevaron de urgencia al hospital, donde fue atendida por su antiguo médico, al que tantas veces había colgado el teléfono pero el cual, no por ello, había desistido en su empeño de seguirse informando del estado de su paciente.
Fue un parto sin problemas ¡quien lo hubiese dicho!, tanto que se podría decir que el bebé salió solito y sin ayuda médica. Únicamente hubo que tirar de él cuando asomó la cabeza, pero sin ningún esfuerzo. Pero, lamentablemente, la ex-señora Taralux se quedó en el sitio fría y pálida cuál mármol, muriendo antes de llegar a ver a su extraño hijo, el cuál nació con una buena dentadura incluida, algo que, cuanto menos, extrañó a los presentes.
Como existen tantas irregularidades hospitalarias, la familia pidió la autopsia y ahí fue donde todos se quedaron blancos como yo estoy desde mi que fallecí.
La criatura, que resultó ser bastante grande, se había estado alimentando de la madre conforme había ido creciendo. De momento este dato es común a todos los fetos del mundo, pero existía una pequeña peculiaridad. No solo se había estado nutriendo de los alimentos que ingería la

Hay quién dice, serán habladurías de pueblo, que tras el lóbulo de la oreja izquierda esconde marcado algo que parece un novecientos noventa y nueve invertido, ya sabéis… Ahora curra en la Agencia Tributaria y responde al nombre de…
SSSSSSCCCCHHHHH que no se sepa…
Ay, qué no decir ante tanta belleza… Sabéis, ya ha llegado aquí esta pobre. Una mártir. Es la madre biológica d Satán, pero es una santa… Qué paradoja mas rara.
Dejarle devorar sus entrañas… Madre no hay más que una, sí señor….
Amanda
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