El sentido de la vida: LA MUERTE

sábado, 31 de octubre de 2009

EL ÁTOMO

Las palabras salieron de sus labios dejando helado el aire que las separaban del resignado oído que, atento, las grabó por siempre en su memoria. Un adiós no hubiese dañado tanto su autoestima como aquella inesperada declaración de desamor. No hubo lágrimas visibles. No hubo ninguna contestación. Ella se levantó presa de su orgullo y fingiendo indeferencia, se marchó. Y fue en aquel largo camino a casa cuando por su mejilla libremente rodó la nostalgia de aquella falsa quimera de la que tan bruscamente la acababan de despertar. Sonó su móvil. No era él, pero durante aquella trivial charla la salada gota se secó, dándose cuenta al instante de que quizá fuese cierto que le amó, pero que realmente nunca le necesitó.
Amanda Adams
De este relato, solo decir que falta la frase principal, pero para qué hablar de lo que ya ha muerto? Eso le pasa a Michael, Elvis y otros difuntos, no a frases asesinas...
Corramos un túpido velo....

domingo, 4 de octubre de 2009

SORCESU MIRESETU

LOCURA XXXIX :
“El nacimiento de William Aftersave fue realmente un milagro. Pocos son los niños que sobreviven si nacen cuatro meses antes de lo previsto por la naturaleza. Apenas estaba formado cuando William insistió en salir a la luz. Fue doloroso para todos, pues nadie apostaba por su vida, pero sobrevivió. Tras cuatro meses de incubadora, cinco años de guardería, ocho de colegio, cuatro de Instituto, seis de carrera y dos opositando, William volvió a sentir en sus propias carnes el resultado de un milagro.
Atosigado por las prisas típicas de una ciudad William, hombre mas que despistado, acostumbraba a cruzar las carreteras sin apenas dirigir previamente su mirada a ambos lados, por lo que siempre le pitaban los conductores e incluso le insultaban. Pero no por ello tomaba mayores precauciones. Así fue que un día, en el camino de regreso a su hogar paterno, un coche estuvo bastante próximo a atropellarle. Pero resultó extraño cómo lo explicó William:
- El coche se aproximó velozmente hacia mi. Cuando quise reaccionar me percaté de que era demasiado tarde. Mi vida circuló ante mis ojos. Pude ver mi incubadora, mi nana Marian Loo, mis compañeros de universidad, la despedida de soltero de mi amigo Jim... Pero cuando esperaba la llegada de mi muerte, una extraña fuerza me empujó hacia la acera. Lo mas extraño fue el susurro que me acompañó en esos breves instantes de impulso: “SORCESU MIRESETU”
Tras su relato a la policía, regresó a su casa. No le dio mas vueltas.
Pasaron dos años. William ya tenía un empleo fijo y una solvente cuenta bancaria. Todo parecía irle bien, tanto que se le ofreció otra tercera oportunidad de renacer frente a la adversidad. Tuvo la desgracia de conducir su coche por la misma carretera que Tom Whiskolich, un conductor ahogado en alcohol por las múltiples infidelidades de su esposa. Fue inevitable. Los coches chocaron. Tom murió pero William, inesperadamente, salió ileso, inconsciente por el fuerte golpe, pero ileso sin duda. Recordaba quedar aturdido por la colisión, pero no recordaba haber salido disparado fuera del coche, lejos de la explosión. Eso sí, en el momento previo a la colisión, había escuchado de nuevo aquellas extrañas palabras ya susurradas hace tiempo: SORCESU MIRESETU
Tras la cicatrización de su leve herida en la mejilla, William conoció a una bella mujer llamada Montes. Fueron felices durante tres años de noviazgo, pero pasado este tiempo, los problemas empezaron a sucederse sin descanso. En primer lugar Montes empezó a alejarse de él pues el trabajo le absorbía todo su tiempo y su atención. Esta distancia provocó lentamente en ella un progresivo olvido que culminó con su huida con Jim, el amigo de William, ya divorciado por las histerias de su mujer.
Debido a este tipo de problemas personales, William empezó a disminuir su rendimiento en el trabajo. No pudieron echarle, pues era un funcionario, pero si redujeron sus responsabilidades, y en consecuencia, sus complementos económicos. Con la mitad de sueldo y sin novia, no era un hombre muy feliz, menos aún cuando fallecieron en un trágico accidente sus padres, hermano y cuñada. Quedó solo en el mundo, sin demasiados amigos, sin ilusiones, sin esperanzas, cuyo único incentivo era provocar su propia muerte.
Así pues, tras adquirir en una tienda de todo a veinte duros (veinte duros relativamente, pues luego existen miles de excepciones, como televisores, walkmans, cámaras de vídeo, vestidos...) una cuerda la ató, por un extremo, de la lámpara de su habitación y por otro, rodeó su cuello. Se subió a una silla, tensó la cuerda y saltó. ¡Pero tuvo mala suerte!, o buena, según se mire. Cuando su cuerpo empezaba a tambalearse en círculos suicidas, el susurro de siempre, las palabras extrañas, volvieron a surgir: “SORCESU MIRESETU”. Posteriormente, la cuerda se rompió y la operación suicidio inminente quedó anulada.
William, mosqueado por sus desgracias, caído en el suelo y con dolor, retó a la voz a que manifestase su presencia. No lo hizo. Pero deseaba tanto morir que su ánimo no decayó en su intento. Corrió al cuarto de baño, cogió las viejas cuchillas de afeitar de su difunto padre y se hizo un corte en ambas muñecas. No obstante, no por ello logró su objetivo. Ciertamente se quedó adormecido. Él consideró que eso era el perenne reposo. Incluso soñó: Caminaba por un frondoso bosque en busca de algo. De repente, de entre las matas aparecían dos conejos que entre ellos hablaban. Se podía escuchar que huían de una jauría. -Son galgos- dijo el conejito de la izquierda; -No, son podencos-, replicó el situado a la derecha. Tan obsesionados estaban por descubrir qué raza eran, que no se percataron de su proximidad. Tanto se acercaron que clavaron sus afilados dientes en la cabeza del conejito izquierdo y en ambos ojos del derecho. La sangre brotaba sin cesar. La hemorragia era de una continuidad absoluta. El conejo de la izquierda parecía estar aún con vida, pues hacía esfuerzos por moverse. Pero los perros, que por cierto, eran San Bernardos como Cujo, el perro asesino de una película de los setenta, le arrancaron de un tirón sus graciosillas orejitas y le desgarraron el cuello. ¡Era increíble ver cuánta sangre se ocultaba en el cuerpo de dos pequeños conejitos! En ese momento, ambos animales descuartizados y sin vida, como si fuesen zombies, miraron a William y le dijeron “SORCESU MIRESETU”.
Pero aquel sueño de no era el sueño eterno. Despertó sobresaltado por tan repugnante carnicería y comprobó que debido a la gran cantidad de sangre acumulada en los cortes, ésta había formado una espesa costra y había servido de vendaje para impedir la salida de mas plasma. Así pues, no murió.
Abatido en su desesperación acudió al cajón de las medicinas. Allí estaba lo que necesitaba: somníferos. Se tragó sin agua todos, uno tras otro. Se volvió a quedar dormido, esta vez sin los San Bernardos, pues no le dio tiempo a alcanzar esa fase del sueño ya que, un repentino “ardor” le despertó al tiempo que escuchaba las palabras “SORCESU MIRESETU”. Debido al problema intestinal estuvo mas de cuarenta minutos en el cuarto de baño, pues las pastillas que se había tomado estaban caducadas y le habían producido un acuciante efecto laxante.
Aburrido de tantos fracasos, decidió darse otra oportunidad y no morir.
Tras la desaparición de sus cicatrices múltiples, acudió a la biblioteca. Por lo menos quería averiguar qué significaban aquellas extrañas palabras que tantas veces había escuchado. Pero torpe como nadie, al llegar a la biblioteca no recordaba exactamente el orden de las letras. Dudaba entre “SORSUCE MIRESETU”, “SORCESU RETUMISE”, “SORSUCE ERETUMIS” o “MISORSUCE RETUSE”.
Como no lo tenía claro, provocó una vez mas su aparición. Se tiró por la ventana de la biblioteca. Mientras caía, las palabras le acompañaron: “SORCESU MIRESETU”. No le pasó nada, como él mismo esperaba, pues la suerte le volvió a tender la mano al favorecer el tránsito de un camión lleno de lana recién esquilada por la carretera que rozaba la pared albergue de esa ventana. Subió a la sala de lectura y buscó las palabras. Primero en los diccionarios en castellano, luego en inglés, luego en francés, en alemán, en griego, en latín, en árabe y en portugués. Pero resultó inútil. No descubrió el significado.
En un alarde de osadía William preparó una “trampa” a las misteriosas palabras para averiguar su origen. La base de su plan era la paciencia, de modo que el objetivo era quebrantar el aguante de la voz para que se fuese. Compró todo lo necesario e instaló su idea en la casa de sus difuntos padres. Necesitó cuerdas, cuchillos, pistolas y veneno. En resumen, cosas para facilitar una defunción certera.
La casa acabó siendo una trampa mortal. Aunque puso de nuevo la soga alrededor de su cuello, la ató en la lámpara y se subió a la butaca, previamente en el suelo había colocado alrededor del asiento múltiples cristales rotos y varios cuchillos, pegados en vertical con el filo apuntando al techo, de modo que si la cuerda se quebraba, la caída fuese, cuánto menos, sangrienta. Pero no contento con eso, se había tomado un veneno lento pero seguro, y llevaba una pistola en su mano para dispararse en la sien al tiempo de golpear la silla para provocar el ahorcamiento. No podía fallar.
Y por fin, lo hizo. Ya subido en aquella silla, con el arma apuntando su cabeza, los afilados justicieros en el suelo y el mortal líquido apoderándose de su cuerpo, no vaciló, saltó y disparó el arma. Entonces la voz de siempre, alteró sus palabras “SORCESU MIRESETU” por lo siguiente:
- ¿Quieres dejar de hacer el jilipollas?
William estaba tan asombrado por el cambio de actitud de la voz que no se percató de que nada le había pasado. Se había producido un breve terremoto, las paredes se habían derrumbado, el suelo se había abierto, los puñales habían caído, los cristales habían desaparecido por la grieta, la cuerda se había roto, la pistola estaba obstruida por lo que la bala no había salido y, para colmo, el veneno había sido absorbido por su extraño metabolismo, el cual jamás se recuperó de los efectos purgantes.
Caído en el suelo pero alejado de peligros, William pudo ver una oscura figura enfrente de él, con una túnica negra y amplia capucha cubriéndole el rostro. La extraña imagen debía ser el que por tantos años había sido su ángel de la guarda. Así pues conversaron:
- Me gustaría saber quién eres y por qué me amparas.
- Yo soy la muerte.
- ¿La muerte? No puede ser, no tiene sentido que, precisamente tú, me hayas protegido todo este tiempo.
- Pues créelo. He sido yo. Me ha costado, pero he sido yo.
- ¿Por qué?
Tras esta pregunta, la muerte invitó a William a sentarse, pues lo que tenía que explicarle era un poco largo y era un poco extraño.
Una vez acomodados, la Muerte empezó a hablar.
-Desde antes de millones de años he estado presente cada vez que una vida se ha acabado. Desde un simple gusano hasta Hitler pasando por los dinosaurios y los líderes del Imperio Romano. Todo ser vivo ha pasado por mis manos. Pero el cansancio ha hecho mella en mi. Y eso que ahora tengo menos trabajo por los avances químicos y tecnológicos. ¡Todavía recuerdo mi primer gran consuelo, la penicilina!, luego los marcapasos, mas tarde las operaciones por ordenador, las técnicas de transplantes, las transfusiones... ¡Son tantos mis sustitutos!, ¡Cada vez lo tengo mas fácil! No sabes lo lejos que han quedado aquellos tiempos en los que la esperanza de vida era de treinta años. ¡Esos si que eran épocas duras! Y ni que decir tiene lo que agotan las guerras y las epidemias. Ahora que hay mayor calma, es buen momento para solicitar tu auxilio.
En este punto, William interrumpió a la muerte preguntándole qué podía hacer. Ella le respondió:
-Tú eres mi sucesor. Las reglas son así: cada 666.666.666.666 nacimientos, puedo designar a un sucesor. Hasta el siglo pasado me sentí con fuerzas de continuar con mi trabajo, pero hace unos años tuve la necesidad de retirarme para descansar. Sin embargo en ese momento para alcanzar una vez mas el 666.666.666.666 de nacidos faltaban 60.000. Y, ¡Imagina quien fue el número 666.666.666.666!
- ¿Yo?
- Exacto.
- Pero, yo no quiero ser la muerte.
- Pues tiene sus ventajas. Conoces gente, ¡Que digo gente!, Conoces a toda la gente. También ves mundo, puedes comparar la diferente evolución de los países...
- Pero, ¿Tú puedes decidir quién muere y quien no?
- Jamás. Yo tengo una lista con los nombres, hora, lugar y forma en que deben perecer. Yo no lo invento. Simplemente, aparece en la lista. Yo estoy en el lugar y momento indicados para recoger al pasajero.
- Y dime ¿Qué hay mas allá?
- No puedo decírtelo. Solo cuando seas tú la muerte lo sabrás.
- Pero...
- No debes preocuparte. Nunca estás solo porque siempre tienes alguien a quien recoger. Conoces a los famosos, a los no famosos, a los ricos, a los pobres...
- ¡Un momento! Has dicho que no eres tú el que decide sobre la vida o la muerte. Entonces ¿Cómo has podido salvarme a mi tantas veces?
- Es una facultad que únicamente puedo ejercer con el que designe como sucesor. Puedo salvarle las veces que sean necesarias hasta que alcance la edad requerida para morir y adquirir el título de Muerte.
- ¿Y a qué edad podré morir?
- Veras...
-¿Veras qué?
- Vas a tener que esperar algunos años...
- ¡Habla! ¿De qué cifra estamos hablando?
- 66
- ¿Sesenta y seis años?
- No. Sesenta y seis lustros
- Pues no, no quiero ser tú. ¿Que voy a hacer yo tantos años en este mundo? Estoy aburrido de mi vida. ¡No puedo aguantarla por tanto tiempo!
- Esta bien, no te alteres...
- ¿Cómo que no me altere? Te lo advierto: O empiezo a ser la muerte de aquí a un mes, o tendrás que buscarte a otro sustituto.
- No puedes amenazarme así.
- ¿A no? Y dime ¿Qué harás?, ¿Matarme?
- No, pero si un elegido renuncia a ejercer su cargo va a parar al “Exépulos”, y te lo advierto, no quieras saber qué es. El Infierno es un paraíso frente a él. Es horrible. Te introducen en una estrecha caja de cristal, no mas grande que un ataúd, solo, en la oscuridad, sin poderte mover, sin poder hablar, y todo estando consciente. Yo te ofrezco todo lo contrario. No tendrías un momento de soledad tras los 66 lustros.
- Ya. ¿Y mientras espero la llegada de mi muerte?
-Deberás recluirte en algún lugar donde no te encuentren. A tus compañeros de oficina les extrañaría tu lento envejecimiento.
-No creas. La cirugía hoy hace milagros con cualquiera.
- No podrás conocer a nadie mas de lo imprescindible. Tienes que entenderlo. ¡No puedes arriesgarte a tener que enviar a un amigo tuyo al Infierno. ¡Te resultaría doloroso! Esto es como un negocio. Tú eres el Jefe de una empresa en la que no se puede mantener ningún contacto con los clientes. Has de ser objetivo. No puedes dejarte influenciar por tus emociones. Luego, cuando pasen los años, perderás tus sentimientos, te convertirás en un ser frío y calculador, sin angustias, sin penas ni remordimientos. Así tendrá que ser. Te aceptarás y comprobarás la necesidad de nuestra causa.
- ¿Morir es un necesidad?
- Por supuesto. Nunca te has parado a pensar qué hubiese sido del mundo si nadie hubiese fallecido. La capacidad del planeta tiene un límite. Imagina que desde el Imperio Romano, ¡y solo te digo desde entonces!, nadie hubiese muerto. Hoy la vida sería un caos, sin apenas unos metros libres de vida humana. Pues bien, a esto súmale los animales y las plantas. Sería una locura.
- ¡Pero cometes muchas injusticias!
- Te repito que no soy yo la que decide. Lo hace la vida misma. Unos necesitan morir para que otros nazcan.
- Esta bien, acepto. Después de todo, lo único que he querido desde hace un tiempo es morir, por lo que poca diferencia existirá entre morir y ser la misma muerte. Además no me mola la idea del sitio ese.
- ¿Exépulos?
- Eso. ¿Cuánto tiempo tengo para recoger mis cosas y huir al olvido?
- No necesitarás nada. Yo te llevaré y te daré todo lo que necesites.
- ¿Tengo que llevar una túnica negra y una guadaña como tú?
- Si, así esta bien. En realidad es una idea que no se me ocurrió a mi, si no que se lo debo al cine y a los viejos libros. Nunca pensé que se tuviera ese concepto de mi. Yo antes iba vestida de cualquier color, pero me pareció buena idea ocultar mi rostro a los “clientes”. Mola ver cómo se atemorizan al verme. Pero no te alarmes, luego te toman confianza y te cuentan su vida, el porqué de su muerte, de sus crímenes...
- Pero tengo tantas dudas...
- Pregunta, pregunta sin miedo.
- Una vez asumido el cargo ¿Envejecemos? ¿Cómo eres tú? ¿Eres una anciana o estás ya en los huesos? ¿Eres mujer o eres hombre? ¿Es cierto que das el beso de la muerte para llevarte a tus víctimas? ¿Existe de verdad el Infierno o es una leyenda? ¿Te llevas solo el alma? ¿El alma sufre dolores de cabeza? ¿Existe de verdad el reencuentro tras la muerte? ¡Ah!, y otra cosa, ¿Cuánto tiempo de vida le queda a Montes? ¿Morirá de muerte dolorosa? ¿Podré verlo?
- ¡Lo tuyo si que son dudas!. Te responderás tú mismo a todas estas cuestiones cuando alcances el saber de la Muerte. Respecto a Montes, no puedo darte detalles, pero te aliviará pensar que ya esta en mi lista.
- ¿Ya? ¿Tan joven?
- En realidad no es tan joven. Tiene quince años mas que tú, sin embargo siempre te lo supo ocultar. Pero limítate a preguntarme por el cargo, no por personas concretas, pues no te puedo decir nada mas.
- Esta bien. Hay otra cosa, ¿Qué sucede cuando tienes que recoger a unos niños?
- Bueno, pese a que no debería puesto que este oficio debe regirse por la objetividad como ya te he dicho, intento siempre hacerles alguna gracia para que no lloren. Siempre acaban riendo conmigo. Sé tratarles.
- Solo una pregunta mas. ¿Qué quiere decir SORCESU MIRESETU?
- Ya te lo he dicho, todas estas chorradas son ideas del cine, no mías. Lo que pasa es que cuando las vi me atrajo la idea de asustar al personal.
- Si ya, pero ¿que quiere decir?
- Te repito que ya lo sabes. Piénsalo. Cuando lo averigües, sabrás que has adquirido la sabiduría eterna. ¿Alguna otra pregunta?
- ¿Puedo ver tu cara?
- No.
En conclusión, William se quedó sin saber el significado de las palabras. Pasados los 66 lustros tomó posesión de su cargo. La Muerte desapareció.
William había sido instruido en lo que sería a partir de ese momento su oficio. Pero era algo lento. Además no estaba del todo aislado de sus sentimientos, por lo que decidió hacer su trabajo aun mas lento para favorecer al Mundo. Solo atendía velozmente a los suicidas, pues era solidario con su causa. Con la anterior Muerte podían morir millones de cosas a la vez. Con William el número estaba bastante limitado. Él pensaba que su actitud era buena. Pensaba que cuanto mas tardase en acudir a recoger sus víctimas, mas tardarían en morir. Esta teoría era correcta. Mientras él no acudiese, la persona destinada a morir no moriría, pero él no podía obviar lo inevitable. Él no era responsable de los accidentes ni de las enfermedades. Pero no se daba cuenta. Mientras él era feliz pensando en que hacía un bien, lo que realmente estaba provocando era un terrible sufrimiento a los que fueron sus congéneres. Las personas agonizaban durante días hasta que William llegaba a recogerles. Las enfermedades mortales se prolongaban hasta el momento del ocaso. Era un caos. Horribles mutilados sufrían fuertes dolores durante varias horas hasta que William acudía a su cita pendiente con ellos. Su lentitud ciertamente provocaba dolor y angustia, pero él lo ignoraba. Recibía cada día una lista con los nombres de los destinados a morir y él, simplemente, reelegía a su antojo quién llevarse y quién no.
Un día, en uno de sus largos paseos por el Cementerio, se le acercó una pálida mujer con un largo vestido color malva y le dijo:
- ¿Cuando piensas venir a recoger a mi hermano?
William quedó bastante sorprendido de que le reconociesen, por lo que la pregunto:
- ¿Quién eres tú? ¿Por qué me ves?
La chica llevó a William al “High help hospital”, donde le mostró a su hermano Zuleo.
Zuleo, un niño de siete años, llevaba tres meses sedado por su incapacidad de soportar el dolor. No tenía piernas, pues en un accidente de tráfico las perdió, junto con parte de la mandíbula inferior. Estaba realmente grave. Cualquiera hubiese muerto en el acto, pues perdió mucha sangre. Pero por algún motivo, que nosotros si sabemos pero no los médicos, Zuleo no fallecía. Agonizaba lentamente, y nunca le llegaba el fin. Cada vez que despertaba no podía mas que llorar por el dolor. Era peor que una horrible tortura.
Tras mostrarle a Zuleo, le mostró a Sénola. Era una mujer con T20, la mas grave enfermedad del segundo milenio, peor incluso que el SIDA o el CÁNCER. Consistía en un desmesurado crecimiento de todos los órganos internos hasta llegar a reventar la estructura ósea, los tejidos musculares y rasgar la piel. Normalmente los afectados morían en veinte días, pero Sénola llevaba mas de siete meses esperando morir. Los calmantes formaban parte de su vida, parte de su organismo, por lo que apenas la sedaban.
La última visita fue para Don Bonicio, un anciano de ciento diez años. Vivía sentado en una silla, sin poder moverse ni hablar. Era como un vegetal. Una fría aguja era la encargada de suministrarle el suero de la vida. No sabían los enfermeros que no hubiese sido necesario, pues la actual Muerte no tenía interés en aliviarle.
Tras ver su error, William decidió repararlo, no sin antes agradecer a aquella chica que le hubiese mostrado la verdad. Primero se encargó de Zuleo, Sénola y Don Bonicio, pero en tan solo una semana, logró aliviar a todas las personas que esperaron por mas de un año su llegada.
Los humanos consideraron este cúmulo de muertes tan seguidas como una fatalidad del destino, pero los mas allegados a los difuntos comprendieron que la llegada de la guadaña había sido un regalo para los que tan ansiosamente la habían estado esperando.
William comprendió al fin que la muerte tan solo era la diferencia entre el sufrimiento eterno y el deseado descanso. Por fin pudo ver que él era el encargado de acabar con el dolor, las agonías y las situaciones irreversibles. No tenía por qué sentirse responsable de las desgracias, si no mas bien, orgulloso de poder ofrecer una alternativa al perenne dolor. Tras tanto esfuerzo, William paró por unos minutos para descansar, y fue entonces cuando la muchacha del vestido malva se acercó a él de nuevo y le dijo:
- SORCESU MIRESEYA.
Fue entonces cuando William vio claras aquellas invertidas sílabas origen de su destino.”
Amanda
Que os voy a decor ya... Qué me gustaría ser la gadaña? Pues si, de ahí estos delirios varios... Fijaos si hará tiempo que escribí esto que había aún pesetas... En fin, ya queda menos para que vengais todos para acá y comprobéis si realmente he conseguido ser yo la muerte. Jeje

sábado, 13 de junio de 2009

BOABDIL AND ME

Tras decirle a mi querido Boabdil que escribiese un relato para acabarlo yo, estos fueron los resultados. Parte de Boabdil:
Hola Eva.
Soy tu asesino.
Ja,ja,ja,ja!... ¿no me crees? Muy pronto verás que no te miento. Piensa en un número del 1 al 10... ¿lo tienes?, ahora en un color.... ok, eso es, continúa leyendo.
Supongo que te preguntarás cómo pienso matarte. Bien, eso depende de ti. Si te portas bien te mataré de placer. Si te portas mal cogeré mi motosierra y haré un puzzle con tu cuerpo tan espantoso que no te reconocerá ni tu madre. Me subestimas. No soy un simple sociólogo o ni tampoco un psicólogo. Soy un ente incorpóreo, perverso y caprichoso que habita en lo más profundo de tus peores pesadillas... pero también en lo más dulce de tus mejores sueños. Recorro contigo la línea de tus pensamientos y anticipo tus placeres y tormentos, tus ilusiones y desgracias... Sé que en el pasado alguien te hizo daño... sé que estás buscando algo... sé que eres más sensible de lo que aparentas, y que tu superficialidad a menudo es una máscara. Dime... ¿no es cierto que elegiste el número siete y el color rojo?... ¿cómo?... no es posible...ahora si que me estoy enfadando...¿elegiste el cinco?, ¿Y el azul o el verde?... Maldita sea!, parece que te resistes... si no te mato de placer, te mataré a rodajas! Voy a por mi motosierra!!... aunque estoy confuso... te pierdo...me concentraré de nuevo...
----Ahora os pongo mi continuación...----
Imposible, no te encuentro...
No soy capaz de recordar en que momento mi persona tornó en el monstruo que ahora soy. Tampoco sé si lo que realmente quiero es matarte o simplemente quiero tenerte cerca para que, mirándome a los ojos detenidamente, puedas ver a través de ellos mi alma y comprendas así mi sufrimiento al sentirme tan vacío, para que me tiendas tu mano, me des tu auxilio, me abraces cuando sientas que lo necesito...
Te miento cuando digo que soy un asesino. Destrozo cuerpos que me miran con desprecio. No soporto que me ignoren cuando amo. No puedo evitar matar cuando recibo frío dando todo mi calor. En esos casos, solo en esos casos, doy tres cuchilladas por cada pedazo en que ha quedado roto mi corazón. Por eso aveces descuartizo sin control. Cada desgarro simboliza mi dolor. Cada gota que derramo es una lágrima perdida de mi pena. Cada cadáver, las veces que yo mismo he muerto en vida...
Es por todo esto que te pido perdón. Perdón porque sé que te mataré algún día. Perdón porque te destrozaré en mil pedazos. Perdón porque me comeré tus restos. Perdón por no satisfacer nuestro anhelo... Pero es que sé que nunca podré hacerlo por mi descuido con aquella motosierra que, sin quererlo, me amputó mi deseo...
CONTINUARÁ?
Amanda.
Si, ya veis, ahora me busco "amigos o no" que me inicien mis historias... Me matará?
Pues no. Tengo que recordaros que ya me suicidé hace unos meses?
En fin, os dejo, que voy a preguntar a Carradine por su suicidio... Me pica la curiosidad saber de sus placeres sexuales al fallecer... Que hombre este... jaja!
Posdata: yo pensé el número 5 y el verde. Vosotros?
Debe ser para completar su estudio socio/psicológico.
Mi parte lo que quiere decir es: eses un frustrado de mierda porque estás castrado! jaja,
pero sutilmente, muy sutil---mente.,..

domingo, 8 de marzo de 2009

LOCURA XXXVIII

Tras sus verdes ventanales y ante el mundo exterior colocó un tupido velo. Pero no era suficiente, pues tan solo se distorsionaba vagamente la visión. Quitó pues el velo y colgó unas cortinas. Todavía se podían ver difusas siluetas del interior, por lo que retiró las cortinas y construyó un grueso muro. Ahora nadie podría intentar mirar en su intimidad. Estaba a salvo.
La alegre fachada con aquel bonito vergel eclipsaba por completo la atención de todas las mirabas, que ni tan siquiera se percataban de la existencia del inquebrantable frío muro.
Aquella “falsa realidad” creada para los ojos externos era muy diferente de lo que se ocultaba tras las lapidadas ventanas.

Lo que fuera era verde, en el interior era negro; lo que bajo el cielo brotaba, tras las paredes se hundía; lo que se veía claramente a la luz del sol, no era mas que una farsa tras los cristales. Todo era en conclusión, una elaborada mentira cuyos únicos testigos eran ella y el muro. Con aquella protección de ladrillos nunca nadie sabría la realidad de sus emociones, nadie la conocería y, por lo tanto, nadie la lastimaría.
Ese encierro evitó ver sus lágrimas y sus enojos, pero desde luego no evitó llantos internos y gritos sin voz.
Pero un día la hermosura del jardín desapareció.
Los tallos quedaron sin hojas, la fuente sin agua, y las flores, tan vigorosas antaño, tristemente se marchitaron.
La agonía oculta tras las paredes jamas fue percibida por la existencia del “famoso” muro, pero irremediablemente supo esquivar las puertas e invadió lo que quedaba aún intacto bajo aquella estrellada noche sin luna.
Primero se adueñó de su debilitada voluntad, pues logró alejarla de sus amigos, hobbies y anhelos; mas tarde se fue apoderando de su cuerpo, que se asfixiaba lentamente como pez fuera del agua; y finalmente no le resultó difícil recoger lo que aún quedaba de su vida, pues a una vida sin esperanzas es muy fácil incitarla a abandonar la causa de su tormento.
Y fue un pulcro y afilado instrumento el encargado de acabar con el desorden que existía oculto tras aquel bello jardín en flor.
El fluido río encarnado arrastró tras su paso toda la desesperación contenida en aquel habitáculo encerrado en las tinieblas.
Y en su desbordamiento se filtró en el muro, y atravesó su sólido cemento para también atrapar lo que aún era admirado en el exterior y arrastrarlo con lo que verdaderamente había sido su propia realidad.
Fue al desaparecer sus sufrimientos, iras y engaños cuando el muro, por su propio peso, se desplomó, pues ya nadie pudo impedir su destrucción. Y al caer el muro se supo que algo oscuro albergó tras su protección, pero era tarde. Pese a la factible visibilidad, ya nada quedaba en el interior, tan vacío estaba que mirarlo únicamente provocaba una apagada desolación, salpicada con grandes gotas de confusión.

Amanda
Yo creo que habré hablado de mi entusiasmo por el suicidio como seis mil veces desde que fallecí y treinta mil antes de ello.. Es pues obvio que no podía haber muerto de otra manera... Hay mas de ellos por aquí.. Jeje, uno, muy loco él, se ató a sus cuatro caballos y disparó, saliendo cada uno en una dirección y, por tanto, sus estremidades tambien. Dice que tuvo tiempo de escuchar el chasquido de cada musculo según se rasgaba...
El problema va a ser cuando queramos evadirnos también de aquí... a ver entonces qué hacemos?
Y si, otro relato escrito por mis neuras universitarias...

sábado, 7 de marzo de 2009

METAMORENALGO

LOCURA XXViii
Una mañana como cualquier otra, Dionisio Albrok se despertó y se miró al espejo. Pero algo era diferente en aquella “aparente” corriente mañana.
Tenía una herida en el brazo, una herida que todavía sangraba, por lo que debía haber sido provocada en la noche, mientras Dionisio Albrok dormía (o...¡quizás no!). Se vendó la herida y marchó a su trabajo. No le dio mas importancia a aquella herida.
Pero la mañana siguiente le aguardaba con otra profunda herida, y a la siguiente otra en la pierna y después en la nalga derecha...y así durante cuatro mañanas, hasta que tuvo una idea innovadora: Conectar una cámara de vídeo por la noche para observar qué ocurría en su cuarto a partir de las doce.
Llegó la mañana siguiente y, Dionisio se puso a ver el vídeo:
-¡Parezco mas gordo!-comentó.
Posteriormente, observó sus actos en la noche:
Dionisio se levantó cuando el reloj marcaba las doce y tres minutos (siempre fue muy dormilón). Se sentó en la cama a cuatro patas y.. .empezó a cambiar. Su cuerpo abandonaba la forma humana que todos poseemos. Estuvo metamorfoseando durante varias horas, tantas que se gastó la cinta de vídeo y Dionisio no logró averiguar en qué criatura “feroz” se transformaba. Probablemente sería en el típico lobo humano caníbal, de ahí sus múltiples heridas provocadas por sus víctimas.
Decidió acudir a un técnico paranormal que encontró en las páginas amarillas llamado Loc Odeatar.
Cuando llegó a la consulta habló con Loc:
-Hola, ¿qué desea?
-Vera...yo....
-¿Es la primera vez que viene verdad?
-Si, así es.
-Hable, hable sin miedo.
-Desde hace unos días he observado que, por las mañanas, al levantarme, unas extrañas heridas aparecen en diferentes miembros de mi cuerpo. Es por ello que decidí gravarme en vídeo por la noche, para observarme, ¡ya sabe!
-Si, ya le sigo.
-Pues bien, ¡cual fue mi sorpresa al comprobar que me transformaba!
-Entiendo, y...¿en qué se transforma?
-A eso he venido. Lo ignoro totalmente. La metamorfosis fue tan larga que la cinta de vídeo se agotó antes de que ésta concluyese. Pero estoy seguro de que debe ser en hombre lobo. Por las heridas... ¿comprende?
-¡Asombroso!, Pero...vera, para tratar su caso debo cerciorarme de su cambio. Haremos una cosa, usted vendrá esta noche a mi casa. Una vez allí le encerraré en mi sala de exorcismos...
-¿Una de esas con espejos falsos?
-Si, así es. Allí podré observar todo sin ningún temor, ni para usted, ni, por supuesto, para mi.
-De acuerdo.
Y como habían acordado, Dionisio se dirigió a casa de Loc y comenzaron el experimento. Loc había adecuado la sala como una habitación para que Dionisio pudiese dormir.
Llegaron las doce y Loc se fue a su observatorio.
Tic, tac, tic, tac,tic,tac...
Dionisio amaneció sin contratiempos, sin heridas.
Loc le abrió la puerta y le contó lo sucedido en la noche.
-Dígame, ¿qué ha sucedido?
-Pues...efectivamente tenía usted razón. Se transforma a las doce y seis minutos.
-¿Seis minutos? Antes eran sólo tres. ¡Cada noche se me pegan mas las sábanas!, Bueno, vamos a lo importante, ¿en qué me transformo?, ¿en lobo?, ¿en tigre?, ¿en pantera?
-No, no exactamente.
-¡Ah, ya sé!, ¿en algún extraño pájaro?
-No.
-¿En vampiro?
-No, tampoco.
-Bueno...pues...usted dirá.
-Verá, ¡esque me da apuro!
-¿Por qué?, ¿porque soy un asesino?, He matado a alguien ¿verdad?
-No, no es eso.
-¡Dígame entonces!
-Esta bien, se lo diré. Usted, tras estar cinco horas intentándolo se transformó...Claro, es lógico que tardara tanto,¡ ahora lo entiendo!
¿Cómo que es lógico? En las películas es cuestión de segundos.
Si, pero verá; no sé usted, pero su otra mitad es bastante torpe, de ahí su lentitud para aflorar.
-¿¿En qué me convertí??¡¡Dígamelo ya!!
-Se convirtió en...una oveja.
-¿¿¿Una oveja???
-Si, ya le dije que me daba apuro decírselo.
-¡¡Yo no quiero ser una oveja!!
-Si, supongo. ¡No debe ser agradable que te mordisqueen los animales salvajes de la noche!
-¡Qué horror!, ¿qué puedo hacer?
-¡Vivir con ello amigo, vivir con ello!
Dionisio se marchó afligido a su casa por el hecho de ser el animal mas torpe de la faz de la tierra. Incluso, hubiese preferido ser un insecto, cualquier cosa antes que una oveja. Se apuntó en una asociación de “Criaturas de la noche anónimas”. Llegó y contó su caso, tras haber escuchado a un señor que era un borracho, a otro que era un asesino en serie y a una mujer que era víctima de malos tratos en su hogar:
-...y descubrí que era una oveja- dijo Dionisio.
Todos callaron, luego rieron y, finalmente, lo dijeron: -¡Te queremos Dioni!-
Incluso le dieron una idea para crear un negocio: vender su propia lana.
El borracho y la maltratada quedaron en esquilarle cada noche, de modo que, al cabo de la semana, habrían esquilado a siete ovejas, pues cada noche aparecía la oveja completa, lanuda. Y al cabo del mes, esquilarían a treinta. ¡Y así cada mes! Era un chollo, ¡una oveja con lana cada día!, ¡Un rebaño cada mes del año!
Fue así como Dionisio Albrok llegó a ser rico. Él, la maltratada y el borracho, porque, aparte de tener siempre lana para vender, era un lana mas resistente que las de las ovejas corrientes.
Por una vez, un animal, absurdo como la oveja, una sola oveja que podría haber conducido a Dionisio al suicidio, logró elevar la economía de tres personas de una manera rápida y segura. El borracho dejó el alcohol y, a su vez, la maltratada dejó a su repugnante marido.
Esto es un sabio ejemplo para las personas desesperadas cuya única salida es la muerte. Ésta se puede retrasar por un tiempo y gozar de los placeres que aveces te otorga tu misma desgracia..
Amanda
A colación deeste realto, creo debéis ver esto:


ovejas asesinas, si, es un peli...

miércoles, 25 de febrero de 2009

LA DESGRACIA DE SER BELCEBÚ

Me encontraba tranquilamente frente al ordenador, escribiendo una de mis historias joco- macábricas cuando, de no sé donde, una voz me habló:
- Eh!, tú, ¿Qué estas haciendo?
- ¿Quién?, ¿Yo?
- Si, si, tú, el único que esta aquí.
- Pero...¿Quien me habla?
- Soy Satanás, y ahora, estás poseído. Necesitaba un cuerpo para evadirme por un tiempo de mis responsabilidades infernales, ¡y de aquel calor!, y me he dicho... “Como este tipo esta siempre escribiendo historias sobre el mal, seguro que no le importa que habite en él”
- ¡Pero si me importa!. No me gusta que nadie lea mis macabridades hasta que no están acabadas. ¡Además, no me interesa ser amigo tuyo!
- Yo no he dicho que vayamos a ser amigos.
- Si no vas a ser mi colega...¿Cómo va ser entonces nuestra convivencia? Si para vivir con alguien en un piso ha de haber una cierta química entre ambos, no será ésta mas necesaria para compartir el mismo cuerpo?
- Puede que tengas razón...
- Y... ¿Cuanto alquiler estas dispuesto a pagarme? En la superficie, tenemos reglas. Ahora tú serás mi arrendatario, por lo que debemos fijar un precio a tu alquiler. Además...¿Me ayudarás a escotar este piso que estoy pagando a plazos, y la comida, y la ropa? Porque este cuerpo tiene necesidades...¡Y no voy a pagarlas yo solo!, ¡Qué listo tú! Yo pago, y tú, ¡hala!, a hacer el mal por ahí con mi cuerpo!
- ¡Pero yo soy Satán!. Deberías estar asustado..
- ¡Mas miedo da el hambre! Si quieres quedarte, paga. Si no, me trasladaré una temporada al Sagrado Monasterio de la Cruz Verdeazulada...¡Verás que gracia te hace que te meta en oración!
- Bueno, bueno...si te vas a poner así...
- Compréndelo Sat, no puedo hacer excepciones, ni siquiera por ti. Desde hace mas de medio año, mis novelas no tienen éxito porque mi inspiración se fue.
- Ya veo, ¿Y tu familia no te ayuda?
- Pero...¿Tu sabrás?, ¡Te los llevaste hace tres años a todos, en aquel incendio!
- No sé...déjame pensar...¿Cómo se apellidaban?
- Eran los Pérez Robles
- Pérez Robles..., Pérez Robles... No me suena, ¿Seguro que eran de los míos? ¿No llevarían una vida bondadosa?
- No, que va. Mi hermano asesinó a su mujer. ¡Pero nunca se supo! Mis padres le ayudaron a cocinarla. ¡No estuvo mal! ¡Un poco salada tal vez!
- Entonces...
- Si, yo también comí. ¡Era muy gorda!. ¡Ellos solos, no hubiesen acabado nunca!.
- Pues por apellido...no caigo.
- Entonces estarán con Dios.
- No lo creo. No se le engaña fácilmente.
- Si.., es cierto, ¡pero éstos eran muy listos!
- Ya me haces dudar... Voy a ver la lista de admitidos ese año: Pérez Roa, Pérez Roberts, Pérez Roca... ¡No. Decididamente, aquí no esta tu familia!
- Entonces...¿Estarán en el Cielo?
- No sé, no sé... ¡Todo es posible!
- Bueno...¡Volvamos a lo nuestro!. ¿Cuántos talegos me vas a pagar?
- Hombre. Ten en cuenta que, muy guapo, no eres: Eres gordo, No cuidas nada tu cuerpo, todavía tienes algún grano, también tienes alguna peca, no te lavas demasiado a menudo y...
- ¿Y qué? ¿Algo mas?
- Si. Te comes las uñas, y eso afea...
- ¡Me gustaría verte a ti!. ¡Todo rojo y con cuernos!.
- ¡Eh!, ¡No te pases! Lo de los cuernos, el color y el rabo no es cierto. Soy un ente abstracto sin forma, sin color. Si tuviese forma...¡Anda que iba yo a estar ahora negociando un alquiler!
- Bueno ¿Y cuanto pagas pues?
- Como mucho...trescientos euros.
- ¿Qué dices? ¡Si soy todo tajada!
- No sé. Cuatrocientos, y es mi última oferta.
- ¡Vaya ladrón!
- Es que...¡soy el Demonio!
- ¡Y que lo digas!
- Entonces...¿Aceptas?
- ¡Venga va!, pero...¡Con una condición!
- Dispara.
- Si mejoro mi complexión física, me pagarás mas.
- Vale ¡No serás capaz..!
- ¿Cómo que no? ¿Qué te apuestas listillo?
- ¡Uf! Lo que quieras.
- Encima...¡Eres vacilón!
- Pues si. ¿Y qué?
- ¿Te apostarías tu Reino?
- Y mas...Me juego...
- ¿Qué?
- Mi título
- ¿Y yo seré Satanás?
- Eso es.
- No se, no se...¿Qué tal es eso?
- Mola.
- ¿Entonces por qué te lo juegas?
- Porque sé que eres incapaz de perder tantos kilos como te harían falta. No tienes tanta voluntad y, además, cuando la tengas, yo te haré pensar en comida, siestas, descansos...¡En fin!, en todos los enemigos de un cuerpo en forma.
- ¡Vale, me has convencido!. Acepto.
Tras cincuenta noches, nuevemil flexiones y dos mil kilómetros corridos, logré perder los kilos necesarios para ganar la apuesta a Sat. Él había intentado tentarme, pero la ilusión de llegar a ser algún día la fuente de iluminación de las películas de terror y la esperanza de que con esto, retornase mi perdida inspiración me hizo no pensar en los excesos.
Y de este modo, el Reino, pasó a ser mío y el bueno de Sat, se quedó en mi fortalecido cuerpo. Sellamos este intercambio con un extraño documento burocrático.
Pero cuando bajé a tomar posesión del que era mi feudo. ¡Que decepción! El caos era el que realmente reinaba, pues una gran rebelión era la que dominaba allí.
Cuando llegué y dije que yo era el nuevo Satanás, mi gozo se hundió en un profundo pozo, un pozo que, además, era de fuego:
- ¿Satanás tú?, ¿Te has vuelto loco?, A ese le echamos hará cerca de dos meses. ¡Era demasiado blando!. La fuerza del infierno ha de residir en la maldad, y él apenas tenía malos instintos. ¡Menos mal que esto está lleno de maleantes! Decidimos juntarnos para crear una nueva estirpe de malicia. Nos hacemos llamar “Los Shanatas”.
- Pero, entonces yo....
- Me parece que el viejo Sat te ha engañado.
- Pero...
- Mira chico, es mejor que vuelvas a tu cuerpo...¡Si puedes!
- ¿Qué quieres decir?
- ¿Te hizo firmar un papel de intercambio?
- Si.
- Entonces...no podrás volver. ¡Bienvenido al infierno! ¡Apártate y no molestes!
- ¿Y que hago?
- Intenta hablar con Dios. Él siempre sabe hacerle recapacitar.
- Pero...¿cómo lo...?
- Olvídalo. Era una broma.
Entonces, desesperado en mi locura, solo se me ocurrió intentar suplicar a Sat que me devolviese mi cuerpo.
Subí a verle.
- Hola Sat.
- ¿Quién habla?
- Soy yo, el que antes era el que ahora eres tú.
- Ah!, ya recuerdo. ¿Y que quieres?
- Mi cuerpo.
- No, ni hablar, Un trato es un trato.
- Pero...tú me engañaste.
- ¿Yo?
- Si tu.
- ¿Y qué esperabas?, ¡Era el Demonio!
- ¡Devuélveme mi cuerpo!
- No.
- ¿Me estas diciendo que tienes miedo de volver a tu Reino? ¿Acaso tienes miedo de tus enemigos?, ¿Dónde esta el valeroso Satanás que nos hizo no dormir con la película del exorcista y el que nos hizo temblar con su emisario Drácula?
- Pero el que os daba miedo era Drácula, no yo.
- Pero él daba miedo porque te representaba a ti.
- No lo creo.
- ¿Que te apuestas?
- No voy a caer en tu juego. Ese juego lo inventé yo. No voy a apostar.
- Entonces....¿Dejarás tu Reino en manos de esa gente?
- ¿Por qué no?
- Porque tú eres Belcebú, Lucifer, el mas grande entre los grandes, el mas temido entre los temidos.
- No tengo ganas.
- Entonces...¿De qué sirvió que irritases tanto a Dios?. Ahora pensará que eres un cobarde.
- ¿Tu crees?
- Creo que si.
- ¿Y que puedo hacer? ¿Cómo recuperar mis súbditos?
- Engáñales. Se te da bien.
- Tienes razón. Lo voy a intentar. Les diré que estoy arrepentido, que quiero ser uno mas, sin destacar. Luego, cuando estén confiados, recuperaré la lealtad de mis hombres. Crearé una rebelión contra rebelión y...¡Volveré a obtener mi poder!.
- Entonces....¿Me devuelves mi cuerpo?
- No.
- ¿Por qué?
- Puede que las cosas se me den mal. Entonces lo necesitaré de nuevo para huir aquí.
- ¿Y no me lo das?
- Te lo alquilo
-¿Qué dices? ¿Te has vuelto loco?
- No. Solo soy precavido.
- ¿Cuanto?
- Cien mil.
- ¡Pero qué dices! ¡ Si yo te cobraba menos de la mitad!
- Si, porque eras gordo y feo. Ahora tu valor a subido.
- ¡Gracias a mí!
- Ya.
- ¡Venga hombre!. ¿Lo dejamos en mi alma tras la muerte?
- El caso es que... necesitaré colaboradores para reorganizar mi Reino.
- ¿Entonces te hace?
- Vale. Estoy escaso de almas de buena voluntad. ¡Solo me llegan vándalos!, ¡Ya nadie pica! Ni por belleza, ni por dinero...¡Nadie me vende el alma! ¡Pero recuerda, si las cosas me van mal, volveré a por “mi” cuerpo!
- Esta bien.
- Hasta el 2033
-¡Tan Pronto!
- ¿Qué? ¿Tampoco te parece bien?
- ¿No podría ser el 2066?
- Estas tentando a tu suerte...
- ¡Pero es que solo 33 años mas...!
- ¿A que me quedo?
- No vete, vete.
Y así se fue. Si, es cierto, soy una persona que vendió su alma al diablo, pero...No es mal tipo, y me ha prometido que seré un cargo importante, y lo primero que haré, será buscar a mi perdida familia de caníbales., familia que realmente no sé donde habrá ido a parar. Probablemente, con lo astutos que eran, habrán logrado retrasar su juicio, por lo que supongo que estarán en el purgatorio.
De cualquier forma, ahora que he visto como es ese Sat, lograré que mi familia sea condenada (no permitiré que nadie rece por ellos). Cuando estén conmigo en el infierno, conociéndoles como les conozco, no tardaremos en hacernos con el poder y Sat tendrá que buscar otro chico gordo en el que albergar.

Amanda.
Relato escrito hará... 10 años... quizá.
Aún estaba viva y si, ahora conozco a Satan. Es raro. No tiene pelo. Y no es tan fiero el león como lo pintan. Pasamos todos de sus torturas.
Ya le conoceréis cuando vayáis viniendo para acá. Traeros vuestra propia almohada. La mia estaba llena de pelos... temo que puieran ser los de él...

domingo, 15 de febrero de 2009

NIÑOS DE MARY POPPINS

Creo que estaremos todos de acuerdo al considerar que estos niños merecen estar en este blog...
A mi me daban miedo.. un poco...

el muñeco de la bego

el muñeco de la bego
a ver si lo trae

UMMMM... ESTÁ ES MAS ALEGFRE Y MAS ABAJO OS DEJO LA MEJOR..

AMANDA AMANDITA, MIRA TU NUEVA CASITA.... MIRA, ESTÁN FELIU Y OSOIDE...

AMANDA AMANDITA, MIRA TU NUEVA CASITA.... MIRA, ESTÁN FELIU Y OSOIDE...
SU NUEVO HOGAR!. AMANDA, VEN AQUÍ! DEJA DE HUIR ENTRE LAS TUMBAS!

PASA A VER AL LU

PASA A VER AL LU
QUE TIENE UNA CASA CHULA

LU

LU
TAMBIÉN PRESENTE EN ESTE NUEVO BLOG

CORAZÓN DEL CONTADOR, NO TOCAR!